El 30 de noviembre, la catedral de Ancud fue el escenario de una ceremonia cargada de espiritualidad y significado para la comunidad católica local: la ordenación diaconal de Mario Fernando Vargas García. Presidida con devoción por el obispo, monseñor Juan María Agurto, este evento subrayó la importancia de este nuevo paso en la vida de Don Mario y en la misión de la Iglesia.
Un Encuentro de Fe y Unidad
La catedral, símbolo de la fe en Chiloé, se convirtió en el lugar de encuentro para numerosos fieles que acudieron a ser testigos de este trascendental momento. La atmósfera que se vivió en el templo reflejaba un profundo sentido de unidad y esperanza, elementos esenciales en este significativo acto.
Apoyo Fraternal del Clero y la Comunidad
El clero diocesano y los demás diáconos de la Diócesis , se hicieron presentes para acompañar a Don Mario en este momento crucial de su vocación, simbolizando su apoyo y compromiso hacia la comunidad. Además, familiares, amigos y feligreses de diversas parroquias también se unieron, ofreciendo su respaldo y oraciones al nuevo diácono.
Palabras Emotivas y un Llamado al Servicio
Durante la ceremonia, monseñor Agurto dirigió palabras emotivas a Don Mario, destacando la relevancia del servicio diaconal como una manifestación del amor de Cristo. El obispo subrayó la responsabilidad de este ministerio, recordándole a Don Mario la importancia de fortalecer el espíritu de comunión y servicio en la Iglesia.
Una Celebración de Alegría y Devoción
La homilía resonó en los corazones de los presentes, quienes participaron activamente en la Eucaristía, ofreciendo plegarias y buenos deseos. Los cantos y oraciones llenaron el recinto, creando un ambiente de alegría y devoción que quedará en la memoria de todos los asistentes.
Un Nuevo Capítulo y Compromiso
La ordenación de Don Mario marca el inicio de un nuevo capítulo en su vida, con un renovado compromiso hacia su fe y una promesa de servir a Dios y a la comunidad con humildad y dedicación. Su ejemplo de entrega y vocación es inspirador, recordándonos la importancia de vivir nuestra fe de manera activa y con propósito.
Con esperanza y gratitud, damos la bienvenida a Don Mario en su nuevo rol dentro de la Iglesia. Confiamos en que su servicio será una bendición para todos aquellos que se beneficien de su ministerio. Que Dios lo guíe y fortalezca en esta nueva etapa de su vida, inspirando a muchos a seguir el llamado divino.
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