El país más joven de la tierra vive una guerra civil cuyas cifras de muerte y destrucción están solo por detrás del conflicto sirio. Sin embargo, nadie habla de él.
Fundación Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN)- Durante enero y febrero del 2017, la Fundación Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN-Chile) ha decidido lanzar una campaña especial para ir en auxilio de Sudán del Sur. Y es que, pese a que las cifras son alarmantes, el mundo no habla de ellos. Por eso, ACN-Chile ha decidido hablar sobre los que nadie habla.
Sudán del Sur es el país más joven de la tierra. Hace apenas 5 años, se independizó de la República de Sudán el 9 de julio de 2011. Antes de su independencia, había vivido casi cuatro décadas de conflicto civil, provocado principalmente por la discriminación racial (norte: raza árabe / sur: raza negra), las diferencias religiosas (norte: musulmán / sur: cristiano) y el reparto de las riquezas naturales, con más de dos millones de muertos. Con su independencia, tenía esperanzas de alcanzar la paz, pero en diciembre del 2013 estalló de nuevo una guerra fratricida -entre las fuerzas leales al presidente Salva Kiir, de etnia dinka, y los rebeldes aliados con el vicepresidente Riek Machar, de etnia nuer- que ya ha dejado más de 50.000 muertos, y casi 2,5 millones de desplazados y refugiados. Estas cifras están solo por detrás del conflicto sirio y han desatado una crisis humanitaria gravísima, la que se ha visto marcada por reclutamiento de niños, asesinatos selectivos, secuestros, saqueos, violaciones masivas de mujeres y niñas. La población no se siente segura ni en los campos de refugiados custodiados por la ONU.
El sufrimiento de la población, sometida a una hambruna terrible, es infinito. Según la última actualización de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), se prevé que 4,8 millones de personas necesiten ayuda alimentaria de emergencia. La sequía también ha sido un problema grave. Sudán podría ser el primer país inhabitable del mundo por culpa del cambio climático. Las temperaturas suben, las fuentes de agua son escasas, la fertilidad del suelo es baja y las sequías severas son comunes.
Pese a todo, ahí en Sudán del Sur está la Iglesia que sigue trabajando día a día, entre las balas, por la paz y la dignidad de las personas. Pero es demasiada la ayuda que se necesita y la Iglesia no puede sola. Necesita más manos. Para ayudar a ayudar, el llamado es a hacer un aporte en línea aquí o a través de transferencia o depósito a nombre de Ayuda a la Iglesia que Sufre, Rut 73.537.400-1, cuenta 11175-9, Banco Santander,mail:acn@acn-chile.org , Asunto: S.O.S. Sudán.