Más de cinco mil peregrinos de diferentes partes de Chiloé y del país llegaron a la pequeña “Isla de la devoción” para honrar a nuestro Señor en la tradicional fiesta a Jesús Nazareno de Caguach.
Con tres días de encuentros y oración se vivió esta gran y hermosa fiesta a Nuestro Señor representado en la antigua imagen de Jesús Nazareno de Caguach, la cual atrae a miles cada año en su celebración principal en el tercer domingo de Enero. Recordando que esta fiesta tiene su fecha original de celebrarse el 30 de Agosto, pero que hace años también se replica en verano, donde más personas pueden acercarse debido al mejor clima en la isla, al Señor de Caguach.
En la Eucaristía el P. Obispo Juan María Agurto recalcó en su homilía que “cuando estamos dando vida y no quitando vida, estamos amando, y aquí está la muestra, esta imagen de Jesús Nazareno nos recuerda constantemente y ha recordado a través de las generaciones, de que este es el que ha dado la vida por nosotros; no es el que la quita, es el que la dona y a través de su donación, de su entrega que llegó hasta la sangre, es que nosotros tenemos esperanza de vida. Porque ese Jesús, el que murió, el que cargó la cruz, es el que resucitó, este es el Cordero de Dios”. Además felicitó y alentó al pueblo de Dios seguir enseñando y divulgando esta devoción “felicito a los papás que traen a sus hijos acá, felicito aquellas familias que han transmitido la fe en Jesús, los felicito porque han transmitido algo fundamental, no es simplemente darle plata, educación, cosas necesarias, les han entregado algo que no se destiñe y que le va servir siempre: creer en Jesús; eso también es lo que han hecho los chilotes, cuando salieron por aquí y por allá en las diferentes latitudes de nuestro país o de este continente, han llevado su fe y la han compartido, y sigamos compartiéndola porque Jesús no es propiedad privada de nadie, ninguno de nosotros puede adueñarse de Cristo, ni la Iglesia, porque la Iglesia es servidora de Jesús y todos tenemos que servir a Jesús y entregarnos a los demás como hizo Él”.
Después de la misa se realizó la tradicional procesión por la explanada, típica de la religiosidad popular de esta tierra chilota, con las banderas y las imágenes de los santos patronos de Caguach y de las Islas vecinas, la devoción y la fe se veían reflejadas en los rostros de los peregrinos, realmente una celebración muy emotiva. También durante esta, el P. Obispo hizo un momento de oración por los niños y niñas presentes, con una especial bendición hacia los más pequeños.
Son innumerables los testimonios de las personas que cada año acuden al Santuario para agradecer los milagros recibidos del Hijo de Dios, en esta especial devoción. La imagen del Nazareno cargando la cruz, nos anima en nuestras propias cruces y sufrimientos, nos da esperanza de alivio en nuestras enfermedades, nos consuela y de alguna manera misteriosa nos atrae hacia Él.