Papa Francisco: “Voy hacia ustedes como peregrino de la alegría del Evangelio”

  • El Santo Padre envío un cálido saludo a los pueblos de Chile y Perú con motivo de su Viaje Apostólico, que lo traerá a nuestro país entre el 15 y el 18 de enero. Su mensaje reveló nuevamente su especial atención por quienes han sido descartados de la sociedad.
  • Las palabras paz y esperanza se repitieron cinco veces, revelando así el cariz que tendrá su peregrinación de 68 horas por Chile.

 

A seis días de su llegada a Chile, donde aterrizará este lunes 15 de enero a las 20:10 horas, el Papa Francisco dirigió un afectuoso mensaje para preparar su Viaje Apostólico. A través de un video de tres minutos y cuarenta segundos, el Santo Padre dio luces del tenor que le dará a su próxima visita. “Voy hacia ustedes como peregrino de la alegría del Evangelio, para compartir con todos la paz del Señor y confirmarlos en una misma esperanza. Paz y esperanza compartida entre todos”, manifestó el Santo Padre.

 

El Papa, que celebrará misas masivas en Santiago, Temuco e Iquique, expresó su anhelo de encontrarse con las personas, “mirarlos a los ojos, ver sus rostros y poder –entre todos– experimentar la cercanía de Dios, su ternura y misericordia que nos abraza y consuela”.

 

A quienes han sido descartados por la sociedad, y que aparecen siempre como los predilectos del Santo Padre en sus mensajes, discursos y homilías, les insistió: “Quiero hacerme partícipe de las alegrías de ustedes, de las tristezas, de sus dificultades y esperanzas. Y decirles que no están solos, que el Papa está con ustedes, que la Iglesia entera los acoge, que la Iglesia los mira”.

 

Haciéndose eco de las palabras de Jesús “Mi paz les doy”, y que fue el lema escogido por los obispos de Chile para inspirar la Visita Apostólica, el Papa recalcó su deseo de experimentar la paz que viene de Dios. “Solo Él nos la puede dar. Es el regalo que Cristo nos hace a todos, el fundamento de nuestra convivencia y de la sociedad. La paz se sostiene en la justicia, y nos permite encontrar instancias de comunión y armonía. Hay que pedirla constantemente al Señor, y el Señor la da”, aseguró el Pontífice.

 

Las palabras paz y esperanza se repitieron cinco veces en este saludo del Santo Padre, quien concluyó encomendándose a la Virgen María. También, como lo pidió en su primera alocución tras ser elegido Sumo Pontífice hace casi cinco años, y como ya es habitual al cerrar sus mensajes, el Papa Francisco solicitó que no se olviden de rezar por él.

 

Mensaje del Papa Francisco para su Visita Apostólica a Chile y Perú Hermanos y hermanas de Chile y Perú:

Ante la proximidad de mi viaje a esas tierras los saludo afectuosamente. Voy hacia ustedes como peregrino de la alegría del Evangelio, para compartir con todos la paz del Señor y confirmarlos en una misma esperanza. Paz y esperanza compartida entre todos. Deseo encontrarme con ustedes, mirarlos a los ojos, ver sus rostros y poder –entre todos– experimentar la cercanía de Dios, su ternura y misericordia que nos abraza y consuela. Conozco la historia de sus países fraguada con tesón, entrega. Deseo con ustedes dar gracias a Dios por la fe y el amor a Dios y a los hermanos más necesitados, especialmente por el amor que ustedes tienen hacia aquellos que están descartados de la sociedad. Esta cultura del descarte cada vez nos ha invadido más. Quiero hacerme partícipe de las alegrías de ustedes, de las tristezas, de sus dificultades y esperanzas. Y decirles que no están solos, que el Papa está con ustedes, que la Iglesia entera los acoge, que la Iglesia los mira. Con ustedes deseo experimentar la paz que viene de Dios, tan necesaria. Solo Él nos la puede dar. Es el regalo que Cristo nos hace a todos, el fundamento de nuestra convivencia y de la sociedad. La paz se sostiene en la justicia, y nos permite encontrar instancias de comunión y armonía. Hay que pedirla constantemente al Señor y el Señor la da. Es la paz del resucitado que trae la alegría y nos impulsa para ser misioneros, reavivando el don de la fe que nos lleva al encuentro, a la comunión compartida de una misma fe celebrada y entregada. Ese encuentro con Cristo resucitado nos confirma en la esperanza. No queremos estar anclados a las cosas de este mundo. Nuestra mirada va mucho más allá. Nuestros ojos están puestos en su misericordia que cura nuestras miserias. Solo Él nos da el empuje para levantarnos y seguir. Palpar esta cercanía de Dios nos hace comunidad viva que es capaz de conmoverse con los que están a nuestro lado y dar pasos firmes de amistad y de fraternidad. Somos hermanos que salimos al encuentro de los demás para confirmarnos en una misma fe y esperanza. Pongo en las manos de la Virgen Santa Madre de América este Viaje Apostólico y todas las intenciones que llevamos en nuestro corazón, para que sea ella como buena madre la que nos acoja y nos enseñe el camino hacia su hijo. Hasta muy pronto, y por favor no se olviden de rezar por mí. Hasta pronto.

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