San Zacarías hablaba del Mesías como Salvador del pueblo que anda en tinieblas.
Animó al pueblo de Israel a volver a Dios y a reconstruir el Templo de Jerusalén
San Zacarías vivió en los siglos VI y V antes de Cristo. Es un profeta menor del Antiguo Testamento y autor de uno de sus libros. Era hijo de Baraquías.
Su ministerio duró dos años y un mes. Inició su predicación en la misma época que el profeta Hageo y su mensaje se centró en tratar de acercar al Pueblo de Israel al Señor de nuevo. Concretamente, tanto Zacarías como Hageo animaron a Zorobabel, líder de los israelitas que regresaron del exilio en Babilonia, a reconstruir el Templo.
Yo he vuelto a Jerusalén con piedad; allí será reconstruida mi Casa
(Zacarías 1, 16)
En sus palabras san Zacarías hablaba del Mesías como Salvador del pueblo que anda en tinieblas. Recuerda las promesas que Yahvé hizo a su pueblo y afirma que Dios se mantiene fiel a ellas, aunque Israel lo ha abandonado.
Zacarías llama a la conversión presentando a Yahvé como el que recupera lo perdido con el pecado, bendice a su pueblo y lo colmará de bondades. También habla de un Dios que es Juez justo y Rey victorioso que viene cabalgando un asno (una imagen que luego se identificará con Jesús en el Domingo de Ramos entrando en Jerusalén).
¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de júbilo, hija de Jerusalén! Mira que tu Rey viene hacia ti; él es justo y victorioso, es humilde y está montado sobre un asno, sobre la cría de un asna.
(Zacarías 9, 9)
- El profeta Zacarías murió asesinado por orden del Rey Joás.
- En la iconografía cristiana se le representa con el Libro profético que escribió.
- La fiesta de san Zacarías se celebra el 6 de septiembre.
Oración
Señor, tú que nos diste al profeta san Zacarías para anunciar que el Mesías llegaría para redimirnos y sería un Rey de paz y concordia, lleno de mansedumbre y amor, ayúdanos a confiar en la gracia y a tener esperanza, fortalece a tu Iglesia y concede la fidelidad a tus pastores para que sean ejemplo y modelo para todos los cristianos, que ninguno caiga en la tentación de la soledad, haz que proclamemos el Evangelio entre nuestros familiares, amigos, compañeros de trabajo, conciudadanos… Que nos oigan hablar bien de ti y que nuestra conducta reafirme nuestras palabras.
Que la Virgen, tu Madre Santísima, nos ayude y nos proteja siempre.
Amén.
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PEDRO GALLARDO QUINCHÉN – ENCARGADO DE COMUNICACIONES OBISPADO DE ANCUD