Con el objetivo de asumir el proceso de discernimiento eclesial como Pueblo de Dios al que nos ha llamado el Papa para enfrentar la situación actual de la Iglesia en nuestro país y buscar acciones adecuadas, se desarrolló la asamblea diocesana de pastoral en Castro.
El pasado sábado 09 de Junio se realizó una asamblea de pastoral extraordinaria convocada por el Padre Obispo Juan María Agurto para que a la luz de la carta enviada por el Santo Padre al pueblo de Dios que peregrina en Chile, se pudiera dialogar, expresar nuestros sentimientos y así como ha llamado Francisco comenzar a “buscar consciente y lucidamente espacios de comunión y participación para que la Unción del Pueblo de Dios encuentre sus mediaciones concretas para manifestarse”. En la actividad participaron alrededor de 160 personas venidas de las diferentes parroquias, movimientos eclesiales, áreas pastorales, colegios de Iglesia, entre otros.
La jornada inició con la adoración al Santísimo, haciéndonos recordar quien es el centro de nuestra fe, quien debe volver a ser el centro de nuestras atenciones, de nuestra misión, de nuestra vida: Jesucristo. En medio del dolor, tristeza, rabia, que provoca las situaciones de abusos en nuestra Iglesia volvimos nuestra mirada a Él, pidiendo de corazón una renovación en la verdad, una conversión personal y eclesial que tanto hace falta en esos días.
En sus palabras al introducir la reflexión de este encuentro, el Padre Obispo expresó “les agradezco a todos ustedes aquí presentes, quienes el Señor ha llamado a participar activamente de una u otra manera en nuestras comunidades, personas que tenemos responsabilidades y somos los primeros que tenemos que tomar conciencia de lo que está pasando y luego ver cómo vamos a seguir caminando”, además citó la frase de la carta del Papa al ir concluyendo su intervención “la Santa Madre Iglesia hoy necesita del Pueblo fiel de Dios, necesita que nos interpele, la Iglesia necesita que ustedes saquen el carné de mayores de edad, espiritualmente mayores, y tengan el coraje de decirnos, esto me gusta, este camino me parece que es el que hay que hacer, esto no va…que nos digan lo que sienten y piensan, esto es capaz de involucrarnos a todos en una Iglesia con aire sinodal que sabe poner a Jesús en el centro”. Así dando paso a que las personas con una metodología de trabajo en pequeños grupos pudieran dialogar libremente y luego en plenario socializar lo conversado.
Al finalizar el plenario de esta asamblea, se puede resumir lo expresado en los grupos, que a pesar del dolor, la vergüenza, la desconfianza, y otros sentimientos negativos, lo que debe prevalecer es la fe en Jesucristo y la esperanza en la renovación siempre con la verdad y la transparencia, y así poder seguir como discípulos y misioneros, sabiendo que queda una gran tarea por delante, que los laicos tienen que asumir su protagonismo y corresponsabilidad, y también dar a conocer cada vez más el mensaje del Papa en las comunidades más apartadas de nuestra Diócesis, ese fue el compromiso que asumieron muchos de los presentes.